domingo, 8 de diciembre de 2013


Antecedentes históricos del dibujo

El ser humano siempre ha tenido la necesidad de representar todo lo que le rodea, encontrando en el dibujo, el medio más ameno para realizar este deseo. Los primeros dibujos se remontan en el Paleolítico Superior, hace 35,000 años, cuando el Homo sapiens representaba sobre las superficies rocosas de las cuevas o sobre la piel de los abrigos, los animales que cazaba.
Los egipcios supieron valerse del dibujo para decorar las pirámides. Habían pasado miles de años y en esta época se pasó de la composición monótona y estática de la prehistoria al equilibrio, minuciosidad y colorido de las representaciones teológicas en templos y santuarios.  
Llegando al siglo VI a. C., se encontró en los griegos como los máximos representantes del equilibrio en el dibujo, centrándose en la expresión sencilla del cuerpo humano, en las proporciones y armonía de las dimensiones antropométricas.
Los romanos, 500 años después, abandonaron lo artístico y ornamental del dibujo y se acercaron a una doctrina más práctica y útil. Hacían falta edificaciones para soportar los continuos ataques de sus enemigos y así mantenerse en el poder. Obtuvieron, en el dibujo, el medio para reflejar lo que serían las próximas construcciones. Surgieron los primeros planos y con ellos nació la arquitectura.  
Durante la Edad Media (Del siglo VIII al XV) predominan las representaciones vivaces, vuelve a imponerse la espectacularidad sin dar oportunidad de actuar al color, simplemente es el trazo el encargado de marcar el detalle. La invasión árabe introduce a España, un revolucionario soporte para el dibujo: El papel, invento chino que dejaría que las ilustraciones fueran menos exclusivas de los monjes por el uso de pergaminos y pieles y así convertirse en algo más alcanzable para la población. Es a partir de ese momento cuando se puede manifestar el fulgor del color, destacando la introducción del uso de la pluma metálica o la tinta como se conoce actualmente.
Desde Italia y avanzando por la etapa gótica, segunda mitad del siglo XV, el Renacimiento se desarticula de lo religioso y aquí lo importante es reconocer la belleza y saberla expresar. Se vuelve al estudio de la figura humana, una manifestación de artistas como Miguel Ángel, Sandro Boticelli y Leonardo da Vinci. Éste último recoge bajo sus obras estudios de anatomía, y crea una nueva manera de utilizar la iluminación en el dibujo. Es en esta etapa donde el dibujo deja de ser algo espontáneo para convertirse en una verdadera disciplina.
En el Barroco (1600-1750) se rompe la rectitud y la uniformidad en las representaciones pictóricas y se intenta al máximo conmover y atraer al espectador. Aquí se utilizan los recursos aportados durante el Renacimiento para expresar desde la calamidad de la pobreza hasta lo fastuoso de la riqueza.

A partir del siglo XIX se rompe con la continua uniformidad en el dibujo y se bifurca en una multitud de estilos: Romanticismo, realismo, surrealismo, impresionismo, expresionismo, futurismo, etcétera. No obstante, todos utilizan lo aportado hasta la fecha como herramienta para expresar los enfoques de la sociedad actual.

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